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Detenido Segundo Adolescente por Asesinato de Migrante Venezolano en Manhattan

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NUEVA YORK (patch)  —  Un gran jurado de Manhattan formalizó este miércoles los cargos contra dos adolescentes por el asesinato de Yeremi Colina, un migrante venezolano de 17 años apuñalado el 5 de diciembre de 2023 en el Distrito Financiero, en un crimen que autoridades vinculan a la violencia pandilleril transnacional. Los acusados, de 16 y 17 años, enfrentan cargos de asesinato en segundo grado y ataque grupal con motivación criminal, según documentos judiciales desglosados en la Corte Suprema Penal de Manhattan. El caso, que ha conmocionado a la ciudad, expone no solo la brutalidad del crimen organizado, sino las consecuencias humanas de un sistema migratorio desbordado y políticas de seguridad permisivas.

El joven de 17 años, identificado como líder material del ataque, fue arrestado este miércoles en el Bajo Manhattan y permanece bajo custodia sin fianza tras su comparecencia inicial. Su próximo audiencia está programada para el martes. Su cómplice, de 16 años, fue detenido el 24 de diciembre y también enfrenta cargos de ataque grupal. Hasta ahora, los abogados defensores no han emitido declaraciones públicas, aunque fuentes cercanas al caso sugieren que intentarán argumentar "circunstancias atenuantes" por la minoría de edad de los implicados.

La fiscalía de Manhattan, liderada por Alvin Bragg, sostiene que los acusados actuaron con "intención deliberada" al apuñalar a Colina en el pecho durante una discusión cerca de las calles John y Nassau, alrededor de las 8:00 p.m. Las pruebas incluyen testimonios de testigos, videos de vigilancia y análisis forenses que vinculan el arma homicida con el sospechoso principal. Según el NYPD, las víctimas —Colina y un joven de 18 años sobreviviente— no tenían relación previa con los agresores, lo que refuerza la tesis de un ataque aleatorio por afiliación pandilleril.

Historia de un Migrante que Huía del Colapso

Yeremi Colina no era un número más en las estadísticas de violencia. Llegó a Nueva York en diciembre de 2022 tras salir de la crisis humanitaria de Venezuela en pandemia, cruzando el infame Tapón del Darién y siendo trasladado desde Texas en autobús, como parte de los programas de reubicación federal. Junto a su madre, Beritza Colina, y sus cinco hermanos, residía en el albergue para migrantes del Roosevelt Hotel en Midtown, un edificio municipal convertido en centro de acogida.

Su madre relató a Gothamist que Yeremi era un adolescente responsable: jugador de fútbol apasionado, cuidador de sus hermanos menores y trabajador incansable. "Incluso salvó a su hermano de 9 años de ahogarse en un río durante nuestro viaje", recordó Beritza, con voz entrecortada. El día de su muerte, Yeremi había llevado a sus hermanos a la escuela, desayunado con su madre y asistido a una reunión con un trabajador social para cambiar de institución educativa.

"Como madre, me mataron con él. Es horrible sentir que aún lo busco… Marco su teléfono y no responde", declaró Beritza en diciembre, encapsulando el dolor de una familia que buscó refugio en Estados Unidos y encontró tragedia.


 Yeremi Colina, 17 años, foto proveída por su madre.
Cortesía de Beritza Colina

Impacto Comunitario y Reacciones

El asesinato de Colino ha generado indignación entre líderes conservadores y residentes, quienes exigen mayor rigor en la supervisión de los programas de asistencia a migrantes. El caso ha reavivado el debate sobre el uso de hoteles públicos como el Roosevelt Hotel para alojar a migrantes. Según reportes, estos espacios, financiados con fondos municipales, carecen de controles de seguridad adecuados, permitiendo que grupos criminales recluten a jóvenes vulnerables. Fuentes del NYPD confirmaron que la pandilla vinculada a los sospechosos —de origen caribeño— opera en el área de Lower Manhattan, mientras que la de Colina, conformada por venezolanos, se concentraba en Midtown.

"Estos lugares se han convertido en cuarteles para bandas que importan conflictos de sus países de origen", denunció un oficial de inteligencia policial bajo anonimato. Datos del departamento revelan que el 34% de los crímenes violentos en albergues migrantes involucran a menores, muchos cooptados mediante promesas de protección o dinero.

Mientras líderes demócratas como el alcalde Eric Adams prometen "soluciones integrales", sus críticos señalan que la retórica de "ciudad santuario" ha normalizado la impunidad. "Si un joven que escapó de una Crisis que lo amenazaba,  puede ser asesinado aquí por pandillas que operan en hoteles públicos, el sistema ha fracasado", declaró el concejal republicano Joe Borelli.

La familia Colina, ahora sumida en el duelo y la incertidumbre migratoria, encarna el costo humano de la inacción. Mientras activistas progresistas insisten en desfinanciar a la policía, casos como este demuestran que solo una presencia firme del orden y políticas migratorias selectivas pueden evitar que Nueva York siga siendo escenario de guerras pandilleriles importadas.

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